Mi NALA
Jamas olvidaré el día que llegaste a nuestras vidas con tan solo un mesecito, pero tampoco olvidaré ese fatídico 30 de abril.
Fue todo tan rápido, tan doloros que aún me duele y lloro al ver un vídeo tuyo, una foto o simplemente recordarte que es a cada momento.
Has dejado un vacío muy grande en casa, tanto a mí, a papa, como a tus hermanas Brownie y Ginebra.
Solo te pido una última cosa: que te escapes un ratito cada noche del cielo para que vengas a visitarme en sueños y me cuentes que tal de te va ahí arriba.
Te amé toda tu vida y te extrañaré el resto de la mía.
Te quiero para siempre, te lo prometo